Cuando el dolor ha triturado ya el último hueso de mi noche
y sólo habla el silencio al corazón insomne
que hila y deshila penas y memorias
viene tu nombre hasta mi cuarto a oscuras.
(...)
Pero es también dulzura tu nombre
muro blanco donde mi mano traza los signos del sosiego
lugar donde recuesto mi cabeza.
Entre tu nombre y tú sin embargo un silencio
una grieta nocturna donde anidan los pájaros.
Piedad Bonnett ( de "El hilo de los días")
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