Casi cada día, durante años, toma la pluma y le escribe.
No tiene señas para poner en los sobres, pero tiene una vida que contar.
Y ¿a quién sino a ella?
Él cree que cuando se encuentren
será hermoso depositar en su regazo una caja de caoba repleta de cartas y decirle:
- Te esperaba.
Ella abrirá la caja y lentamente,
leerá las cartas una a una
y retrocediendo por un kilométrico hilo de tinta azul
recobrará los años -los días, los instantes- que ese hombre le había regalado.
O tal vez, más sencillamente, volcará la caja y,
atónita ante aquella nevada de palabras, sonreirá...
y lo amará para siempre”.
“Océano mar” de Baricco
y aunque un segundo hubiera sido
poder habértelas dado
ha sido la vida
poder habértelas dado
ha sido la vida
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