...viviremos felices y con intensidad toda esta cascada de sentimientos que fueran como si el mar fuese un salmón y subiera y subiese hasta las fuentes donde mana el río, una película de velocidad frenética hacia el origen...
...y el mar nos prueba una vez más, llega la tempestad... viene la calma y su peligro... ¡remad!

domingo, 8 de mayo de 2011

con rabia de tiempo

darlynmeyer.blogspot.com

Una neurona amiga, más libre por más anárquica, porque nunca he podido decirle lo que debía pensar, no se halla en la situación feble en que se hallan las demás. Esa neurona que dicen las mujeres será, que escapa a todo sentido transcendental, y que este día sin embargo persigue a las demás por toda la sangre de mi cuerpo a borbotones. Esta mañana, que tu voz me dijo de un mono, los cuatro cilindros de una palabra motor, los cuatro caballos desbocados que han preguntado dónde van... y tú tan lejos... resumida en tal palabra viniendo tan cerca.

Y al no tocarte, solo el suspiro le queda a la neurona... que a falta de corriente continua se mete un chute de la pared y en esta pantalla dispara sus cuádrigas de letras por el cielo hasta el cielo de tu habitación y te despierta, te levanta con las trompetas rumruneras que estabas deseando oír.

La neurona imperial e imperiosa lleva todo mi cuerpo fuera de la cuádriga a tu palabra y acurruca al mono despojándolo de toda su ropa porque ya le basta con su capa... y sorprendida pero descansada, avivas el rescoldo de las otras neuronas animales y el mono y la mona se alzan y entremecen voluptuosos y sonrientes.

A este mono le gusta la fruta y la alcanza goloso abriéndola en obscena apariencia, con un seguro movimiento que obtiene una confiada y sexual respuesta, te pones en mis manos como mía sabiendo que no dejarás de serlo con ser siempre tuya, y derramas tu azúcar en mis labios, y expandes la noticia de tu sonrosada excitación que envuelve en tus palmas mi pulso más extremo, queriendo salirse entre tus dedos, que lo miman, que lo embellecen, que lo hacen a tus delicadas maniobras..

Se desliza el romano, su boca en tu melena, su piel entre tu piel, manos corsarias que van de uno al otro confín de nuestros barcos en la licuada noche en que volvemos a entregarnos.

Rompe el sonido galopante la noche y la vida, la sangre choca con la sangre, los ascendentes nos ven y se levantan "no es posible, mirad eso" y un fantasma se coloca y nos jalea, el fantasma que maullaba en el tango y que echa de menos la vida y el fandango, "ay, porteño, qué gatas"...

Tú me buscas, yo te busco... el deseo no abandona ni un momento, me sorprendo, te sorprendes, te sorprendo. Me sorprendes a contratiempo y veo las estrellas del deseo y veo tus líneas electrizadas de monita en alboroto arremetiendo con tu contundente seducción a la que atiendo buscándote por detrás un nuevo gemido, un nuevo acierto, alineando tus vértebras, contándolas una a una con leves toques de lengua malvada que apenas deja balbucear el número; y he arrimado mi lomo a tus montes que zizaguean en contacto, y arriman sus lomas a mis lomos, en ovalado movimiento, que se imprime y refuerza... y me gusta y embelesa... y cien neuronas ahora de acuerdo enfrentan al romano ante la puerta de tu mundo, que runrunea y palpita desde dentro, y casi simultáneo abre y entra al palacio con tu hospitalidad y suavidad, con tanta fuerza, que vuleve a entrar y salir hasta la puerta, que satisface este juego durante el delirio, rompiendo de nuevo la distancia y la rabia de tiempo acumulada... rompiendo luego a borbotones lo que existe a borbotones en tu entraña.
Y no irme más, ser tu fantasma que rodea tu cuerpo. Ser tu deseo.

     tango - mario mores - la cumparsita

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