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Había también un puente y estaba prohibido para la rana.
No podía además saltar sobre los pequeños terruños que sobresalían de la superficie.
El otro lado de la orilla no se veía.
Un Camaleón gigante que se llamaba Tiempo esperaba engullirlo.
En el otro lado estaba la rana princesa, eso lo sabía.....
La rana vivía en este lado en una casa llena de gente a la que quería, pero quería también a su rana princesa.
Y un día se dio cuenta que los charcos tienen cuatro orillas, que hacia los lados, en otras direcciones alternativas, raras pero alternativas también se llega, y todos los día irradiaba su canto hacia las orillas de la rana princesa.
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