A la deriva Luis Enriquez Gómez
Aquellas imágenes le habían entrado por los ojos
como la instantánea percepción
de la felicidad absoluta y sin condiciones.
Se las llevaría consigo para siempre.
Se las llevaría consigo para siempre.
Porque es así como te fastidia la vida.
Te pilla cuando todavía tienes el alma adormecida
y siembra en su interior una imagen, o un olor, o un sonido
Te pilla cuando todavía tienes el alma adormecida
y siembra en su interior una imagen, o un olor, o un sonido
que después ya nunca puedes sacarte de encima.
Y aquélla era la felicidad.
Lo descubres después, cuando ya es demasiado tarde.
Y ya eres, para siempre, un exiliado:
Lo descubres después, cuando ya es demasiado tarde.
Y ya eres, para siempre, un exiliado:
a miles de kilómetros de aquella imagen, de aquel sonido, de aquel olor.
A la deriva.
Alesandro Barico. Tierras de Cristal
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