Y sé que mi sed sólo se sacia con tu agua y que nadie podrá darme de beber
ni amor, ni sexo, ni rama florida sin que yo le odie por querer parecérsete
y no quiero saber nada de otras voces
ni amor, ni sexo, ni rama florida sin que yo le odie por querer parecérsete
y no quiero saber nada de otras voces
aunque me duela querer ternura y conversación larga y entendida entre dos
porque sólo vos tenés el cifrado secreto de la clave de mis palabras
y sólo vos pareces tener el sol, la luna, el universo de mis alegrías
y por eso quisiera odiarte como no lo logro, como sé que no lo haré
porque me hechizaste con tu mochila de hierbas y nostalgias
y sólo vos pareces tener el sol, la luna, el universo de mis alegrías
y por eso quisiera odiarte como no lo logro, como sé que no lo haré
porque me hechizaste con tu mochila de hierbas y nostalgias
y chispa encendida y largos silencios
y me tenés presa de tus manos mercuriales
y yo me desato en Venus con tormentas de hojarasca
y ramas largas y mojadas como el agua de las cañadas
y el ozono de la tierra que siente venir la lluvia
y sabe que ya no hay nubes, ni evaporización, ni ríos,
que el mundo se secó y que no volverá jamás a llover,
ni habrá ya nieve o frío o paraíso donde pájaro alguno
pueda romper el silencio del llanto.
y me tenés presa de tus manos mercuriales
y yo me desato en Venus con tormentas de hojarasca
y ramas largas y mojadas como el agua de las cañadas
y el ozono de la tierra que siente venir la lluvia
y sabe que ya no hay nubes, ni evaporización, ni ríos,
que el mundo se secó y que no volverá jamás a llover,
ni habrá ya nieve o frío o paraíso donde pájaro alguno
pueda romper el silencio del llanto.
Gioconda Belli
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