...viviremos felices y con intensidad toda esta cascada de sentimientos que fueran como si el mar fuese un salmón y subiera y subiese hasta las fuentes donde mana el río, una película de velocidad frenética hacia el origen...
...y el mar nos prueba una vez más, llega la tempestad... viene la calma y su peligro... ¡remad!

domingo, 16 de septiembre de 2012

UN LO SIENTO DE YEMA DE FUEGO

Cargada estaba la tarde de nostalgia, y a plomo caía la noche con su enorme abrigo de piel fría y lúgubre. Se resguardó la mujer blanca en el descansillo de su puerta sin querer abrirla... sin querer otra vez estar sola tras la hoja indiferente de madera... y arrumbó recuerdos que no existieron para hacer la hoguera que la escalfase.
Se ensoñó ante el marco con los juegos del artificio del arrumaco humano, copiado del felino y del simio aún más nuestros ancestros... y sonreía en huecos, en los palacios de su invención, las ventanas, sus jardines, el correr entre las fuentes como el agua en escarceo, titilando el gorgojeo de  gorriones y vencejos.
Bajó los ojos, aún el silencio, pero otros ojos en el acto la miraban sin recuerdo... unos ojos clavados en su boca... unos ojos pidiendo el sol sereno de su piel...
http://rebalaje.blogspot.com.es/2011_01_01_archive.html
Un lo siento se sintió por todas partes, y donde las partes fueron, partes dejaron de ser para ser todos, racimos de dedos titilando entre otros dedos, gorriones antes de recuerdo, brazos superpuestos, blanco y negro, besos sedientos, destilando sal entre comisuras de refresco, cuerpos en aura encendidos y en incendio. Balanceo de labios y ojos en brillo de ámbar nacarado... un momento de tensas chispas en sus cabezas, dando paso a alborotos de tela y cuero que se animan y que animan sus manos que se exploran sabedores de caminos ya explorados con el alto voltaje renovado... sabias manos en sus senos, sabias manos.
Sabias también sus manos en el dorso, en su espalda, en la de ella ya liberada de corchetes y penas, sintiendo el nervio del gato en las yemas de él llegando más abajo, y en el trato, aquellos dos que en estas lides se enseñaron a no ser mancos se sumergen emergiendo en las caricias de su fuego sin soltar aún el beso contrabeso de sus labios... desnudos les va cogiendo la noche, en impúdico descansillo que no ellos. Solo bueno puede ser algo tan bueno. Algo más que manos están haciendo, se empaña el cristal del ascensor y apenas los vemos, pero sabemos lo que están haciendo, con lujo de detalles, pues es su tiempo y sin prisas lo toman, es su tiempo... él ahora la lanza al viento y la recoge... ella traduce el movimiento en aclamado goce, y él repite... ahora ella busca entre sus manos aquello que no ha parado de adorar para adorarlo más si cabe y él le responde buscando aire para darle... se amoldan, se unen de mil maneras, hasta parecen reptar las escaleras en un compuesto único y lindo de sudor y piel brillante en la penumbra, gemidos sordos, gritos hacia dentro, no reprimidos, acelerando la noche, el sudor, la unión y los anhelos, van y se dan, se dan y van hasta el álgido deseo, derrumbados los dos sobre el hatillo de ropa... en aquel impersonal piso tercero... quedando mudos que el ascensor ha emitido su ronco ruedo... luego, risitas y de nuevo silencio de alboroto de tela y cuero, ruido de llave, en casa sigue el sueño.
lagtal.2012

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