Se nos va la tarde

No te apresures a quererme,
pero no te demores
que estoy cansado de caminar cantando fuerte
como si no estuviera sólo ni con miedo.
No te apresures a necesitarme,
pero no te demores,
que las estrellas que colman mis manos
pueden perderse en cualquier noche.
No te apresures a sentirme en tu piel
como un suspiro de brisa secreta y propia;
no te apresures a sentirme en tus ojos
como un sol, tierno calor que te bebe la sangre;
no te apresures a sentirme en tu cuerpo
como un mar, abrazo fuerte de sal y arena;
pero no te demores,
te lo pido,
que el amor quema y daña cuando no se comparte
y se nos va la tarde.

Horacio Safons; Buenos Aires, 1976