yo en la barca sin rumbo de mi daño,
los dos perdidos por igual camino,
tú esperando mi voz y yo esperando.
Esclavo tú del horizonte inútil,
encadenada yo de mi pasado.
Ni silueta de nave en tu pupila,
ni brújula y timón para mis brazos.
En pie en el alto barandal marino
tú aguardarías mi llegada en vano;
yo habría de llegar sobre la espuma
en el amanecer de un lejano día blanco.
J. de la Torre
cortodiasblancos.blogspot.com
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