Con mucha opresión en el cuerpo, estrangulado el aliento, buenamente tirando para delante, confío este ser en tus ojos claros, en tu claridad de ojos, en la fortaleza que vive en tu persona, y en el singular espejo que poco a poco vamos azogando y dando a luz.
Te quiero.
Te quiero.
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Hola, qué bueno que viniste