detrás de los elementos, hacia los dos polos del tiempo y el espacio,
dos ánimas en constante armonía de oleaje
...viviremos felices y con intensidad toda esta cascada de sentimientos que fueran como si el mar fuese un salmón y subiera y subiese hasta las fuentes donde mana el río, una película de velocidad frenética hacia el origen...
...y el mar nos prueba una vez más, llega la tempestad... viene la calma y su peligro... ¡remad!
Érase una vez un charco donde había una rana, y la rana no sabía por dónde cruzar a la otra orilla. Había también un puente y estaba prohibido para la rana. No podía además saltar sobre los pequeños terruños que sobresalían de la superficie. El otro lado de la orilla no se veía. Un Camaleón gigante que se llamaba Tiempo esperaba engullirlo. En el otro lado estaba la rana princesa, eso lo sabía..... La rana vivía en este lado en una casa llena de gente a la que quería, pero quería también a su rana princesa. Y un día se dio cuenta que los charcos tienen cuatro orillas, que hacia los lados, en otras direcciones alternativas, raras pero alternativas también se llega, y todos los día irradiaba su canto hacia las orillas de la rana princesa.
Silencio ensordecedor que estalla en mi mente y no puedo acallar ausencia que se espesa como la niebla en invierno y no veo más allá espera desesperada entre dudas, esa angustia, mil preguntas… tu mirada retenida en mis pupilas, tu mano que me toma, tu abrazo, el que me abriga y en la espera, el mar de tus palabras me baña y me alivia
Vas acostar la màgia que vas crear amb tinta i paper, des de l’oceà fins a terra ferma, des del pensament fins a poder-la tocar, i entre quatre parets i una finestra em vas impregnar d'ella.. i vas marxar. Quedà latent al pas dels anys custodiada per la música, per la tendresa, per les ones del mar que cada estiu m’amaraven.. qui sap d'on venien i què portaven.. i l’aire.. què duia l’aire que m’acaronava i em portava la teva imatge, que se l’enduia i la tornava.. eres a la pluja, a la rosada, al sol i a la lluna, a la rialla i al plor en solitud.. Què duia l’aire?
Se acerca el juego y voy oyendo mi propia respiración ralentizándose, haciéndose más estrecha la relación con mi latiente corazón, miro la hora dos veces, pienso en dónde iré… escribiré lo que voy experimentando… siento el aura, siento que ya estás y que al mismo tiempo experimentas, y te dejas llevar por lo que hemos creado… y estoy como tú sentado en el salón delante de una mesa, de la pantalla todavía, porque quiero describir los momentos, pero se me está quedando fría la pantalla para mi imaginación, como si quisiera enmarcarla, y yo tengo que ir a revolotear por tus piernas en ese estudio en el que juegas al dominó y soplar en la cara interna de tus rodillas para que tiemblen de cosquillas y te rías, y no te olvides más de este juego, y colocarme como un sombrero, el de David Crocquet y decirte las piezas que tienen los demás, ¿quién se sienta en dónde? Y abrir la ventana de repente porque se te amotina el calor dentro, de tu blusa, de tu cara, de tus pantalones, que con el viento se van y se van dejándote desnuda sin que ellos te vean, sólo yo para recordar una tarde de verano de la vida, y entonces, como un bufoncito fauno, como una cabra y un hombre tocaré la flauta para ti recorriendo todo el perímetro de la estancia, dulcemente y velozmente, con el vértigo, atrayendo tu mirada y tu risa, y agradeciendo el día y los días, y riendo contigo, y sacándote a bailar cuando se barajan las piezas y montándote a mi grupa y alzándote y escalando por tu grupa que en fauna te habrás convertido para empatar conmigo, y de mil cabriolas a otras mil, con los gemidos sordos y en voz baja los deseos y todo como la cenicienta tiene su tiempo y miramos la hora y reímos a dos quarts de nou porque no tenemos zapato de cristal sino pezuñas, y volvemos a reír como los peces, en el río de calor y vértigo… nos miramos, seriamente, nos miramos, fijamente, asoma una llama en el entrecejo de los dos faunos, de tristeza que se apaga con fuerza en la contundencia de la siguiente mirada número mil que ha recorrido los vastos dominios desde los dos lagos en tu cara, hasta el bastión enhiesto que espera paciente su conquista y se oye de nuevo la carcajada, la carcajada efímera que da paso a la lucha cuerpo a cuerpo por llevar al otro al paraíso de los faunos sencillos, que se comparte con los unicornios de barba espléndida, y que está muy cerca, tanto como desean los contrincantes, como deseo, como deseas, y mientras tu mano va poniendo piezas, a todo está atenta tu mano, tu pensamiento, y encima, no sé cómo te lo haces que vas ganando, y te miran extrañados, y tú, irreverente, les dice no passa res, no passa res y te ríes, tanto que tienes que decir de nou que no et passa res, y saltas de nuevo desde tu silla paseando tu lomo a mi capricho y salto detrás de ti sobre las piezas que virtualmente salen despedidas, y las cogen como si hubiera sido un descuido con el viento o con sus manos, y cabalgamos a lomos del día para apresurarnos y llegar con la luna al valle de los faunos sencillos, con el riachuelo bajando amable y sentirlo en nuestros cuerpos que acabaremos bañándolos en él, río de las propiedades eternas, de la limpieza de alma y de los lastres pasados… y ganarás de nuevo para poder reír de nuevo, y habrá pasado una hora, que también habrá sido eternamente nuestra.
Y bajarás del paraíso con una extraña sensación de fuerza, de ligera hambre, de buscar la soledad ligera en el manto divino de la intimidad… tu fauno volverá a los montes y se acurrucará plácido en los helechos bajo un viejo y paternal roble, un ems del señor de los anillos, con quien hablaré toda la noche de ti…
Como un padre que sabe el sacrificio de su hija, y en su soledad lo sufre, y espera a la hija dañada para hacerle olvidar la mala hora acunada entre sus brazos... como el lago reparador que lame las heridas de la cervatilla herida... como el bálsamo de fierabrás de don Quijote que a todas horas y todo lo quiere poder... como la mano que esperas ... como el beso del reposo que te libera, como mi cercanía, como la tuya a la mía... como el reencuentro de la juventud dolida.... como la ilusión que nos envuelve aún en esta noche aciaga fuera del tiempo y el espacio y la realidad normalizada.... te llevo en volandas a mi refugio mientras llueve y truena, a nuestro secreto del árbol silencioso y sonriente
Et dic bon dia des de l'aire.. a veces tengo la sensación de estar en suspensión en el aire.. cuando tú pasas se me lleva detrás de tí, y nunca te alcanzo y nunca me puedes coger.. si no estás voy cayendo otra vez hasta que vuelves y me levantas otra vez con el aire que desplaza tu paso.. pero siempre a punto de caer en un espacio infinito y silencioso en el que no me oriento..
No invadía aquel cíclope la playa con su mastodóntico pie... era un Polifemo tímido, apoyaba nervioso su amplia extremidad, intentando no aplastar a los usuarios que corrían indiferentes a su colosal presencia. Detenía en el aire e ipso facto aquella columna locomotora a la mínima posibilidad de molestar a los humanos... y eso le acarreaba los calambres correspondientes transcurridos treinta minutos por el peso de sus piernas.
O eso, o no le permitirían cruzar la playa... ya algún bañista casposo y metometódico charleaba en corrillo sobre la posibilidad de que el cíclope pudiera entrar en el agua, ¿y si aplastaba a un buzo, o peor a un niño... aquel que era medio ministro diputado por los verdes disertaba indicando hacia él que iba a tener un impacto desconocido y terrible sobre la plataforma continental y la vegetación subacuática si se adentraba en el mar semejante coloso.
Importaba poco para el cíclope, con un solo ojo las cosas se ven de manera diferente..su sueño estaba a punto de hacerse realidad... saldría a mar abierto y como mamífero cetáceo las líneas magnéticas le orientarían hacia el destino querido, allá donde con la fuerza de su propio soplido llegó hace años, ya hace años para encontrar la fragancia de una orilla amiga, el descanso de su alma inquieta, el doble de su existencia y recorrer magnéticamene las dos distancias de su vida.